No sé si se empieza a borrar ya de nuestra memoria la
historia de los dos naufragios de inmigrantes que ocurrieron cerca de la isla
de Lampedusa en Italia. Murieron más de 400 personas. La noticia es impactante
por el número tan alto de víctimas pero eso está pasando todos los días. Hoy
mismo he visto una noticia de refugiados, con la Cruz Roja de protagonista, en
las costas españolas.
Cuando oigo, o veo, por la televisión estos dramas me viene
a la cabeza la imagen de los cementerios dedicados al “soldado desconocido”.
Miles de cruces de muertos sin nombre. Miles de personas muertas en el fondo
del mar sin nombres. Pero todos tienen un nombre, tienen una historia como
nosotros, una familia, padres, hijos, amigos… ¿Qué les mueve para embarcarse en
esa locura? Además no vienen solos, traen a la familia. Niños y mujeres
embarazadas que también pierden su vida. ¿Qué situación viven en su país? ¿Qué
les cuentan que encontrarán aquí? ¿Nadie les dice que serán carne del top manta
o algo peor? Al contrario, los explotan económicamente e incluso, si son
mujeres, las obligan a prostituirse.
La gran pregunta es ¿por qué nadie hace nada para que esto
termine?. Las “campañas de concienciación” están diseñadas para tocar la fibra
sensible del ciudadano y que nos sintamos culpables. Cuando nosotros poco
podemos hacer. Quienes pueden parar estos son los estados. En el primer
naufragio de Lampedusa cuentan que aunque había pesqueros cerca no ayudaron
porque otros colegas, cuando lo hicieron, fueron denunciados por ayudar a la
inmigración ilegal y no querían las autoridades hacerse cargo de los náufragos.
¿Es que a nadie le interesa que se acabe con las tremendas
desigualdades económicas entre los países pobres y ricos? ¿Ni a los gobiernos
de los países de origen ni a los de los países receptores? ¿Qué hacen las
grandes empresas? ¿Tendrá que ver que
una hora de trabajo en China se paga a 3 euros y la misma en Europa a 18? ¿No
es esto una violación de los Derechos Humanos?
¡Qué más da morir en Lampedusa, en el Estrecho, en Sierra
Leona…!