
Todo iba bien hasta que apareció Julia y sus fantasmas, ¿no había otra forma de involucrarla con la pandilla, y que se echara novia Iván?. La parte parasicológica tira por tierra una historia que podría ser creible. Además estiran el chicle tanto (las últimas 72 horas duran 7 episodios) que tiene un final precipitado. Hala se encuentran Marcos y Paula con su madre y su tío Hector-Samuel y se dan un beso como si no se hubiesen visto desde hace una semana como mucho. Y se quedan muchos flecos, ¿qué tenía que ver con la historia la madre de Carolina, no la tenían secuestrada? ¿o el propio Martín?
Vamos que es el ejemplo de como una serie de calidad se ha fastidiado por querer hacerla demasiado larga. Menos mal que,al menos, ha tenido un final feliz. Los buenos ganan y los malos pierden, a pesar de la muerte de Fermín-Carlos. Claro, tanto va el cántaro a la fuente...
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