Blog del profe de la web "salvados puntocero - ciclos formativos de administración y gestión"

BIENVENIDOS

Aquí encontrarás mis opiniones de los temas más variopintos, no necesariamente relacionado con los contenidos de los módulos. A los alumnos les animo a que expresen sus comentarios. Que analicen, que dicrepen, que juzguen, ...¡que piensen!...

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Invictus y otras películas

La otra noche volví a ver la película Invictus (Clint Eastwood, 2009). La repusieron por la muerte de Nelson Mandela (Mvezo (Sudáfrica), 1918 – Johanesburgo (Sudáfrica), 2013). La vida de Mandela está llena de claroscuros. Su actividad política contra el apartheid en Sudáfrica comienza de forma pacífica y pasa a una llamada a las armas, lo que le hace ser considerado terrorista en su país y también por la ONU. Eso le lleva a la cárcel con una condena a cadena perpetua. Tras 27 años es liberado en 1990 con 71 años de edad. Durante sus años en prisión se replantea su postura política. Piensa que el perdón y la reconciliación es el único germen para acabar con el odio y las desigualdades en su país. El autor del libro en el que se basa la película, John Carlin (Londres (Gran Bretaña), 1956), dice que si hubiese pensado que para lograr su objetivo era necesaria la guerra la hubiese promovido. Cierto, pero no lo hizo. Pero no me quiero centrar en la figura de Mandela, si no en el suceso al que se refiere la película: cómo ganar el Campeonato del Mundo de Rugby.

Las enseñanzas que nos da la película las podemos extrapolar a la situación que los alumnos podéis estar viviendo en esta época del año. Llega la primera evaluación del curso y suelen aparecer dos preguntas recurrentes: ¿soy capaz de sacar el curso? ¿esto es lo que quiero estudiar?. Y según lo que os respondáis continuaréis a la vuelta de las vacaciones de Navidad o no. Para ayudaros vamos a ver qué es lo que hicieron los protagonistas de esta historia.

Primero: Se marcaron un objetivo claro. El objetivo no es el mismo para Mandela que para Francois Pienaar (Veereninging (Sudáfrica), 1967), capitán del equipo (lo utilizaré como representante de todo el equipo). ¿Pero no era ganar el Campeonato del Mundo de Rugby? No, eso es un medio. Confundimos muchas veces los medios con los objetivos. El objetivo de Mandela era conseguir un referente común para blancos y negros como nación y como pueblo a través del deporte. ¿Recordáis la victoria de España en el Mundial de Fútbol y el ¡yo soy español, español, español…!?. Para Pienaar, posiblemente, el prestigio profesional. Vosotros tenéis también que marcaros objetivos claros en la vida y en vuestro futuro profesional. ¿No os preguntaban de pequeños qué querías ser de mayor? Pues ya eres mayor. Qué quiero ser. Qué me gustaría hacer. Para qué estoy capacitado. Qué se me da bien hacer. Apúntalos. Hazte una lista y colócala en un lugar al que puedas acudir de vez en cuando.

Segundo: Se marcaron un medio para conseguirlo concreto. Ahora sí, ganar el Campeonato del Mundo de Rugby. La posición de Mandela y del equipo de rugby era distinta. Mandela no podía marcar puntos por lo que ejerció el liderazgo y la motivación a través de Pienaar. ¿Y si no ganaban la final? No pasa nada habrían avanzado en sus objetivos. Recordad, es un medio no un objetivo final. Buscar los medios para conseguir vuestros objetivos. Qué es lo que tengo que hacer para llegar a ese fin. ¿Lo que estoy haciendo me ayuda a alcanzar mis metas?. Qué me falta por conseguir y cómo lo puedo conseguir. Si lo que estoy estudiando me gusta y me ayuda a conseguir mis objetivos, adelante. Si no, es posible que tengas que buscar otras opciones. Suelo decir que es mejor estudiar algo que te gusta porque siempre hay tiempo para trabajar en algo que no te guste.

Tercero: Cambiaron de mentalidad. Muy bien, había que ganar el Campeonato del Mundo de Rugby. ¡Pero es que no ganaban un partido ni por equivocación! En la película le pregunta Mandela a un asesor: “¿Qué posibilidades tenemos de ganar?”. A lo que le contesta el asesor: “Los que entienden dicen no podremos pasar de cuartos”. Y le responde Mandela: “Si fuese por los que entienden tu y yo seguiríamos en la cárcel.” En la película “En busca de la felicidad” (Gabriele Muccino, 2006) el personaje de Will Smith (Filadelfia, (EEUU), 1968) le dice a su hijo: “Nunca dejes que alguien te diga que tú no puedes hacer algo. Ni siquiera yo” Y yo añadiría: “Y ni siquiera tu mismo”. Muchas veces nosotros somos nuestros peores demonios. El otro día entregando las notas de un examen unos alumnos, que habían suspendido, me decían: “¡es que esto no lo puedo aprobar nunca!”. ¡Mentira! ¡Claro que se puede!. Otra compañera decía: “pero es que a algunos les cuesta más que a otros”. Cierto, pero cada uno con su capacidad tiene que dar lo mejor de sí mismo. No podemos ser mediocres de nosotros mismos. Si es un 10, un 10; si es un 5, un 5. Pero no saques un 5 pudiendo sacar un 7, ni suspendas pudiendo aprobar. Y si no lo estás consiguiendo, cambia de estrategia. ¿Cómo quieres  conseguir resultados distintos haciendo siempre lo mismo?

Cuarto: ¿Y una vez conseguido?. Pues en la película viene el fundido en negro y el fin, bueno ahora los títulos de crédito. Pero en la realidad no hay fundido en negro. En una escena de la película “La Rosa Púrpura del Cairo” (Woody Allen, 1985) después de que se besen la chica protagonista y el chico que había salido de la pantalla del cine, el chico dice: "¿Y el fundido en negro? - ¿Qué? - Siempre, cuando los besos son muy apasionados, y antes de hacer el amor, hay un fundido en negro. - ¿Y qué ocurre? - Entonces hacemos el amor en un lugar escondido y romántico. - Aquí no es así. - ¿No hay fundido en negro?" Pues no, no hay fundido en negro. La realidad histórica nos ha dicho que Mandela no ha conseguido su objetivo político. Sudáfrica sigue siendo un país muy violento, con discriminación racial entre todas las razas, con grandes diferencias sociales y con una fragmentación en su partido con una feroz lucha por el poder. Pero aún así, consiguió avances y hasta que le acompañaron las fuerzas (recordad tenía 71 años cuando salió de la cárcel y 75 cuando llegó a la presidencia de Sudáfrica) siguió peleando por sus sueños. ¿Qué tenemos que hacer nosotros cuando consigamos nuestros objetivos? Volver a la lista que os propuse en el punto primero, esa que está en un sitio al que puedes acudir de vez en cuando. Repasarla, tachar lo conseguido, luchar por lo que falta e, incluso, añadir alguna cosa más. Y continúa con los puntos siguientes. ¡Vaya, ahora que me acuerdo, tengo que buscar mi lista! ¿Dónde la habré dejado?.

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miércoles, 27 de noviembre de 2013

Yo no quiero ser jurado popular

De forma recurrente van apareciendo casos judiciales que ponen sobre la mesa de la opinión pública la idoneidad o no de los jurados populares. Casi siempre muy mediáticos como el caso Asunta, Bretón, Marta del Castillo o Wanninkhof o, no tan graves, como los trajes de Camps. Partimos de que la Constitución en el artículo 125 dice:  “Los ciudadanos podrán participar en la administración de Justicia mediante la institución del Jurado”. Y, a partir de ahí, se aprobó la Ley Orgánica 5/1995, de 22 de mayo, del Tribunal del Jurado.

Delimita la utilización del jurado popular a determinados delitos. Se trata, concretamente, de los delitos de parricidio, asesinato, homicidio, auxilio o inducción al suicidio, infanticidio, infidelidad en la custodia de presos, infidelidad en la custodia de documentos, cohecho, malversación de caudales públicos, fraudes y exacciones ilegales, negociaciones prohibidas a funcionarios públicos, tráfico de influencias, omisión del deber de socorro, allanamiento de morada, amenazas e incendios forestales.  La elección de los candidatos a ser jurados se hace por sorteo, en la que las partes solamente tienen la potestad de recurrir a los miembros en los que crea que se dan las circunstancias legales previstas.

Las críticas vienen, sobre todo, por los casos mediáticos. Se hacen juicios paralelos en la televisión a todas horas que hace que todos nos hagamos una idea previa de que es lo que ha pasado, los prejuicios. Los que son favorables a esta figura argumentan que  hay que partir de la base de que el derecho penal todo el mundo lo debe cumplir y conocer, y es necesario que las elaboraciones dogmáticas que elaboran los expertos tengan correlación con el sentir general de la población sobre ese asunto concreto. Es un resumen grueso del debate de jurado popular sí, jurado popular no. No quiero entrar en eso, aunque tengo una opinión al respecto. Lo que quiero decir es que YO NO QUIERO SER JURADO POPULAR.

Conocimientos jurídicos tengo, soy licenciado en Derecho, por lo que si hubiese querido entrar en el mundo judicial lo habría hecho; como abogado, fiscal o juez. En los dos últimos casos si hubiese superado una dura oposición, pero resulta que ni lo intenté porque no me atraía. Mi carrera profesional la he orientado hacia otro lado que me gusta más, la docencia. Tan decente y válida como cualquier otra opción. Conozco a compañeros que les hubiese encantado ser jueces o fiscales pero no han podido, y otros que lo han conseguido, enhorabuena a estos, y que se esfuercen en ser mejores profesionales cada día como hacemos todos. ¡Muy bien! Para ellos la difícil decisión de juzgar. Pero yo no la quiero.

Es posible que existan personas no formadas jurídicamente que quieran ser jurado. ¡Estupendo! Ahí abrió la puerta la Constitución en su art. 125. Pero es que yo no quiero ser jurado popular, ¿por qué me tienen que obligar? ¿Qué tradición jurídica española avala la obligación de formar parte de un jurado? ¡Ninguna! ¿Dónde aparece la obligación constitucional de que todo ciudadano debe participar de la administración de justicia? ¡En ningún lado! Al revés, dice “podrá”, posibilidad.


Vamos, que si alguna vez me seleccionan como jurado popular tendré que aplicar la doctrina “ajo y agua” y, para no tener que pagar una buena multa, tendré que aceptar ¡por imperativo legal!

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miércoles, 13 de noviembre de 2013

Todos somos emprendedores

¿Cómo podemos definir el término emprendedor?: “palabra de moda referida a aquellos jóvenes que montan una empresa por primera vez para sacarnos a todos de la crisis”
No hay acto público que se precie que no incluya la palabra emprendedor. Durante el mes de noviembre se han acumulado en Albacete muchas conferencias y cursos dedicados al emprendimiento (palabra que, si la buscas en el diccionario de la RAE, no la encontrarás, pero que está preparada para la siguiente edición). Pones la televisión pública y te encuentras con un programa ¿concurso? llamado “Tu Oportunidad” o de reportajes “Made in Spain”.
Entonces, ¿emprendedor es igual a empresario?. Si acudimos al diccionario de la RAE encontramos la siguiente definición: “Que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas”. No aparece ni la palabra empresario ni empresa.
Una cosa es ser emprendedor y otra ser empresario. Todo empresario es emprendedor, pero no todo emprendedor es empresario. Yo me considero emprendedor. Me plateé en que quería trabajar y, después de mucho esfuerzo, aprobé una oposición. En el trabajo intento no estancarme e innovar, mejorar; informándome y formándome para aplicar en clase lo que creo que es más productivo para mis alumnos. Me casé y tengo un hijo al que criar y educar. Todas ellas acciones dificultosas y azarosas. Y todas ellas las afronto con resolución.
Pero, mira tú por donde, no tengo madera de empresario. El empresario tiene que ser capaz de liderar un equipo, cuidando a sus dos clientes (de los que obtiene los ingresos y sus trabajadores de los que depende para tener más o menos clientes que les proporcione ingresos); y, además, arriesgando su propio capital llegando, en muchos casos, a la ruina.
Mi trabajo me encanta, pero si hubiese querido ser empresario hubiera montado un colegio privado. No hubiese peleado, y mucho, para ser funcionario de carrera. Por eso no me gusta que se relacione la palabra emprendedor con empresario. Todos somos emprendedores. Nos planteamos que queremos ser en la vida y nos formamos y preparamos para conseguirlo. Cuando lo conseguimos nos esforzamos en mejorar. Decidimos tener hijos y eso nos lleva a un emprendimiento constante y para toda la vida. Y, que hablar de los que están buscando trabajo, eso sí que es un reto vital lleno de acciones dificultosas e, incluso, azarosas que hay que afrontarlo con resolución para alcanzar el fin, sabiendo que ya no existe el trabajo para toda la vida, que es temporal, que en algún momento habrá que empezar de nuevo, y, posiblemente, varias veces en la vida. ¡Qué no me digan que eso no es también un riesgo!

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lunes, 28 de octubre de 2013

Morir en Lampedusa o en el Estrecho

No sé si se empieza a borrar ya de nuestra memoria la historia de los dos naufragios de inmigrantes que ocurrieron cerca de la isla de Lampedusa en Italia. Murieron más de 400 personas. La noticia es impactante por el número tan alto de víctimas pero eso está pasando todos los días. Hoy mismo he visto una noticia de refugiados, con la Cruz Roja de protagonista, en las costas españolas.

Cuando oigo, o veo, por la televisión estos dramas me viene a la cabeza la imagen de los cementerios dedicados al “soldado desconocido”. Miles de cruces de muertos sin nombre. Miles de personas muertas en el fondo del mar sin nombres. Pero todos tienen un nombre, tienen una historia como nosotros, una familia, padres, hijos, amigos… ¿Qué les mueve para embarcarse en esa locura? Además no vienen solos, traen a la familia. Niños y mujeres embarazadas que también pierden su vida. ¿Qué situación viven en su país? ¿Qué les cuentan que encontrarán aquí? ¿Nadie les dice que serán carne del top manta o algo peor? Al contrario, los explotan económicamente e incluso, si son mujeres, las obligan a prostituirse.

La gran pregunta es ¿por qué nadie hace nada para que esto termine?. Las “campañas de concienciación” están diseñadas para tocar la fibra sensible del ciudadano y que nos sintamos culpables. Cuando nosotros poco podemos hacer. Quienes pueden parar estos son los estados. En el primer naufragio de Lampedusa cuentan que aunque había pesqueros cerca no ayudaron porque otros colegas, cuando lo hicieron, fueron denunciados por ayudar a la inmigración ilegal y no querían las autoridades hacerse cargo de los náufragos.

¿Es que a nadie le interesa que se acabe con las tremendas desigualdades económicas entre los países pobres y ricos? ¿Ni a los gobiernos de los países de origen ni a los de los países receptores? ¿Qué hacen las grandes empresas?  ¿Tendrá que ver que una hora de trabajo en China se paga a 3 euros y la misma en Europa a 18? ¿No es esto una violación de los Derechos Humanos?


¡Qué más da morir en Lampedusa, en el Estrecho, en Sierra Leona…!

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lunes, 14 de octubre de 2013

Un verano solidario

Con este calorcico que ha estado haciendo estos días parece que no había terminado el verano, pero ya hace mes y medio que volvimos al trabajo y más de un mes desde que empezaron las clases.

Durante las vacaciones de verano he cumplido con una de las dos “obligaciones” que me impongo cada año: hacer un viaje gastronómico-cultural. Esta vez tocó el sur de España, Cádiz, o “Cái”. Si tengo tiempo ya os contaré algo en algún post. La “obligación” que no pude cumplir fue leer un libro. Lo intenté pero no lo acabé. No me enganchó. Bueno, leí uno, el primero de un escritor joven pero tampoco me terminó de convencer.

A cambio colaboré con una iniciativa magnífica, solidaria, optimista y sana: la Fundación Uno Entre Cien Mil. Podéis encontrarla en la siguiente página www.unoentrecienmil.org . Quién mejor puede explicar a qué se dedica la fundación es su propio fundador. En su web dice:
“El 11 de Noviembre del año 2010, a mi hijo Guzmán le diagnosticaron Leucemia Linfoblástica Aguda. Algo que le ocurre sólo a tres de cada cien mil niños. Por encima de todo hubo dos pensamientos que me hicieron permanecer de pie.
Uno fue pensar que él iba a ser ese “uno entre cien mil” que no sólo superase este trámite sino que iba a poder alcanzar lo que se propusiese.
Y dos, tener la plena convicción desde el primer segundo de que todo sucede “para algo”: para mejorar algo, para cambiar algo, para transformar algo. Aprender, crecer, tomar conciencia.
El día siguiente al diagnóstico comencé un blog (unoentrecienmil.blogspot.com) para convertir nuestra lucha, nuestro camino y su recuperación en una red de energía positiva que a día de hoy sigue creciendo.
Hoy uno entre cien mil ya no sólo es un blog que deconstruye nuestra historia en pensamientos positivos.
Hoy uno entre cien mil es una iniciativa que contiene diferentes proyectos sociales que trabajan para aportar a este mundo un granito de arena y convertirlo en un lugar mejor para vivir.
Jose Carnero.
Fundador de Unoentrecienmil.org”

Pues bien, dentro de los proyectos hay uno al que me he apuntado, el Proyecto Corre. Por solo 1 euro te descargas un dorsal como el que aparece en la foto de este post. Es el mío, el 17468. Lo recortas y te lo pones cuando participes en una carrera. El euro va destinado íntegramente a la fundación. Yo soy aficionado a correr por mi cuenta y no he participado en ninguna carrera popular, y que no me esperen, pero me lo pongo cuando salgo a correr por la ciudad. Como en verano viajo mucho para visitar a los abuelos, se me ocurrió la idea de fotografiarme con él en los distintos lugares donde voy a entrenar al aire libre, en el campo, fuera de la ciudad. Esas fotos las colgué en el facebook (https://www.facebook.com/pages/uno-entre-cien-mil/ ) de la fundación y en la cuenta de twitter (@unoentrecienmil ). Un pequeño detalle pero que a la organización le gustó.

Os animo a colaborar con unoentrecienmil.org. Corras o no corras. Por sólo un euro puedes ayudar a la lucha contra la leucemia infantil. Te sorprenderá el optimismo que se respira e incluso otras asociaciones que colaboran como https://www.facebook.com/Mujeresquecorren
No paran de organizar eventos solidarios. Ya somos más de 20.000 pero hay que llegar a los 100.000


Podéis ver el siguiente video del entrenador de moda, el Cholo Simeone, animando a la colaboración con unoentrecienmil.org.



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