¿Cómo podemos
definir el término emprendedor?: “palabra de moda referida a aquellos jóvenes
que montan una empresa por primera vez para sacarnos a todos de la crisis”
No hay acto
público que se precie que no incluya la palabra emprendedor. Durante el mes de
noviembre se han acumulado en Albacete muchas conferencias y cursos dedicados
al emprendimiento (palabra que, si la buscas en el diccionario de la RAE, no la
encontrarás, pero que está preparada para la siguiente edición). Pones la
televisión pública y te encuentras con un programa ¿concurso? llamado “Tu
Oportunidad” o de reportajes “Made in Spain”.
Entonces,
¿emprendedor es igual a empresario?. Si acudimos al diccionario de la RAE
encontramos la siguiente definición: “Que emprende con resolución acciones
dificultosas o azarosas”. No aparece ni la palabra empresario ni empresa.
Una cosa es ser
emprendedor y otra ser empresario. Todo empresario es emprendedor, pero no todo
emprendedor es empresario. Yo me considero emprendedor. Me plateé en que quería
trabajar y, después de mucho esfuerzo, aprobé una oposición. En el trabajo intento
no estancarme e innovar, mejorar; informándome y formándome para aplicar en
clase lo que creo que es más productivo para mis alumnos. Me casé y tengo un
hijo al que criar y educar. Todas ellas acciones dificultosas y azarosas. Y
todas ellas las afronto con resolución.
Pero, mira tú
por donde, no tengo madera de empresario. El empresario tiene que ser capaz de
liderar un equipo, cuidando a sus dos clientes (de los que obtiene los ingresos
y sus trabajadores de los que depende para tener más o menos clientes que les
proporcione ingresos); y, además, arriesgando su propio capital llegando, en
muchos casos, a la ruina.
Mi trabajo me encanta,
pero si hubiese querido ser empresario hubiera montado un colegio privado. No
hubiese peleado, y mucho, para ser funcionario de carrera. Por eso no me gusta
que se relacione la palabra emprendedor con empresario. Todos somos
emprendedores. Nos planteamos que queremos ser en la vida y nos formamos y
preparamos para conseguirlo. Cuando lo conseguimos nos esforzamos en mejorar. Decidimos
tener hijos y eso nos lleva a un emprendimiento constante y para toda la vida.
Y, que hablar de los que están buscando trabajo, eso sí que es un reto vital
lleno de acciones dificultosas e, incluso, azarosas que hay que afrontarlo con
resolución para alcanzar el fin, sabiendo que ya no existe el trabajo para toda
la vida, que es temporal, que en algún momento habrá que empezar de nuevo, y,
posiblemente, varias veces en la vida. ¡Qué no me digan que eso no es también
un riesgo!
Y tú, ¿qué
opinas de todo esto?. Deja tu comentario y empecemos una conversación.
2 comentarios:
Enhorabuena: tu principal aportación, para mí, en este artículo: la distinción entre emprendedor y empresario. Totalmente de acuerdo.
Ahora falta la segunda parte de este "tinglado": que se cultive en la empresa pública (donde no hay empresarios, pero sí emprendedores) una cultura del emprendimiento donde se dé curso y valore y diferencie, al que es emprendedor del que no lo es. Difícil reto...
AYF
Gracias Alberto por tu comentario. Difícil reto en cualquier ámbito. El descubrimiento del emprendimiento como característica personal que todos tenemos debe cultivarse desde pequeños. Este curso, junto con otros 24 colegas y "colegos", me he embarcado en un proyecto piloto que busca fomentar este espíritu emprendedor global entre jóvenes de 15 a 30 años en los institutos, se llama YPD-box. ¿Cómo se nos está valorando? Dándonos las gracias. Esperemos que, al menos, lo disfruten los alumnos.
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